jueves, 18 de septiembre de 2008

Ojos que no ven...

Hola carmella, soy uves dobles.


He llegado a tu blog de casualidad, pero me parece q es una manera de ver las cosas, me gusta tu lema!!! Al escuchar la música de tu página se me han removido sentimientos que creia muertos, así que como tú dices que resuelves dudas..pues te voy a plantear una...a ver como empiezo....


Pues resulta que tengo una pareja desde hace dos años y medio, y nos estamos planteando irnos a vivir juntos, pero no estoy del todo segura, es un poco guarrillo (en todos los sentidos), por ejemplo, le gusta que mientras me realiza un cunnilingüis yo me tire pedos, además le gusta que le introduzca el dedo por el ano y que salga con regalito(me entiendes no)...estas cosas no me gustan mucho, y además he conocido a un chico,el parece menos degenerado y creo él me hace tilín y yo le hago tolón....


¿Qué me aconsejas? el primero está muy metido en mi familia y para sus padres soy como una hija...pero esq el otro...como está el otro!!!espero tu respuesta ansiosamente!!! pero porfitas, quiero mantener mi anonimato Saludos y mucho ánimo con tu blog!!!



Querida amiga uves dobles:

Ya sabes que el amor es ciego y por eso creo que en este caso (el tuyo) el problema está en los ojos. Sí, sí, en los ojos, y cuando digo en los ojos me refiero a todos.

Por eso, y solo por eso, lo único que te quiero y te debo preguntar, y es lo que tú debes preguntarte a ti misma, es lo siguiente: ¿Cuándo tu novio te mira, te hace ojitos? Ya sabes a lo que me refiero, que cuando te mira te mira diferente que al resto de seres humanos, como si tuviera un puntito macarra que solamente tú eres capaz de detectar.

Si no te hace ojitos y lo único que te hace es ojetes, y a tí eso se ve que no te gusta, pues entonces quiere decir que es, como tú misma dices, un poco guarrete en todos los sentidos.

Por tanto, mi consejo y lo que dictamino es que, si es un guarro y no te gusta, déjale y vete con el otro, que al fin y al cabo te ha entrado por los ojos.

Sin más que un beso cargado de derecho al amor,

Carmella